¡Me mandan a cuidar grados!

¡Me mandan a cuidar grados!

Esta es una exclamación muy común en bibliotecarias y bibliotecarios escolares desde siempre y últimamente en CABA donde hay un cuerpo de Supervisión / Inspección, se esta volviendo una mala costumbre.

En la provincia de Buenos Aires, no existe la figura del Supervisor/Inspector de Bibliotecas, por eso la exclamación cobra fuerza de grito. Aún cuando el Reglamento General de Instituciones Educativas detalla las tareas que le competen al bibliotecario (y no figura el cuidado de grados, ni el dictado de clases, etc.), los directivos se amparan en un artículo para usarlo de comodín, ubicándolo donde les falta personal, afectando no solo su puesto de trabajo a diario sino además la función de la biblioteca misma, dentro de la comunidad educativa.

En el caso de CABA, reconocemos la importancia de contar con el cargo de Supervisor de Bibliotecas, siempre que resulte en una interlocución válida que acompañe la tarea de las y los bibliotecarios, haciendo respetar el Estatuto Docente y el Reglamento Escolar (éste último toma otros nombres, según la provincia) ya que en ellos se establecen y especifican el rol y tareas del puesto de trabajo en cuestión. 

Para quienes somos minoría dentro de la institución (con suerte hay una persona bibliotecaria por turno), resulta muy difícil luchar en soledad diariamente con equipos directivos y/o inspectores que tienen otras prioridades antes que la biblioteca. Muchxs creen que la biblioteca sólo es el espacio para recibir la visita del inspector/a y -aunque se preparan para concursar los cargos jerárquicos- desconocen la función pedagógica de la biblioteca en sí misma y las tareas que le competen al bibliotecario o bibliotecaria para que dicha función se cumpla.

¿Y en el mientras tanto,  las y los bibliotecarixs qué podemos hacer?

En primer lugar, creemos que es importante que cada profesional (sea cual fuera su lugar de residencia) conozca la normativa que lo alcanza como trabajador/a y como integrante activo de la escuela. Ya que esto le permite fundamentar su negativa a realizar tareas que no le competen, pero también a fortalecer las que sí le corresponden.

Ofrecemos algunos tips para romper la situación de soledad, dentro de la institución educativa:

  • Relacionarse, presentarse, darse a conocer, dialogar e intercambiar con el cuerpo docente de la institución.

  • Indagar, “perseguir” a las y los docentes para conocer sus intereses, proyectos anuales y por ende necesidades bibliográficas.

  • A partir de allí, iniciar una sociedad de trabajo entre docente y bibliotecaria/o, para elaborar proyectos de trabajo anual, teniendo en cuenta los diseños curriculares del nivel.  Desde la elaboración, el trabajo es compartido con cada docente del aula. 

  • Se puede hacer un proyecto por nivel, por una cuestión de tiempo no es posible hacerlo con cada grado. Pero eso se resuelve rotando por año y docente. Recordemos que nuestro trabajo requiere de tiempo para los procesos técnicos también.

  • Estos Proyectos se presentan al equipo directivo, se explican (es parte del marketing del trabajo bibliotecario) y deben ser firmados por los mismos para tener una confirmación escrita de su conocimiento y anuencia. 

  • La implementación de dichos proyectos en el grado, es un trabajo en equipo entre docente-bibliotecario. En otras palabras es un trabajo de pareja pedagógica, de ninguna manera el bibliotecarix debe hacerse cargo del grado ni quedar solo realizando la tarea.

  • En la medida en que cada bibliotecario/a tenga un Proyecto que responda a los intereses del curso, la hora de biblioteca será un espacio donde el trabajo conjunto beneficiará al estudiantado y a la comunidad educativa. Ofreciendo material de la biblioteca en diferentes soportes (físico, virtual) alternativas digitales de otras bibliotecas y/o instituciones locales. 

  • La hora de biblioteca es una parte, no la única, dentro de las tareas de la biblioteca y del rol bibliotecario. No puede ni debe concentrarse toda la energía en estas tareas, ya que los procesos técnicos son necesarios para conocer el material existente, poder recuperarlo y ofrecerlo eficazmente.

Los Maestros bibliotecarios no cuidan grados, tienen tareas específicas desde lo técnico y lo pedagógico, compartiendo responsabilidades con maestros de grado y maestros curriculares, aportando materiales y acompañando las actividades propuestas. Generando proyectos propios en estos sentidos. (SUPERVISIÓN DE BIBLIOTECAS ESCOLARES DISTRITOS 3 Y 6 CABA, SUPERVISORA: INÉS DE BELLA Informativa N.º 1,Febrero 2002)

En tanto la biblioteca y cada profesional a cargo, resulten  considerados “necesarios” en su rol especifico y no comodines de otros, serán los mismos docentes quienes pidan que no se los afecte a otras tareas para poder cumplir con el proyecto elaborados de manera conjunta.



Comentarios

  1. En la provincia de Buenos Aires no tenemos sindicato de bibliotecarios, y estamos completamente desamparados, terminamos desempeñando roles que no nos corresponden, nuestro trabajo es hacer el trabajo de los docentes, no el que nos corresponde.

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  2. Tan cierto lo dicho, pero muchas veces no comprendido, ese momento con el bibliotecari@ siempre se toma como un descanso para el docente dejando a la deriva la propuesta de trabajo.
    Ya que no escucha, el docente, la devolución de los alumnos al escuchar un cuento, novela, música o poesía.
    Por eso, tal vez yo actuó mal ya que después de cada lectura realizó una actividad con los alumnos a veces oral otras veces escrita en sus cuadernos o en 2° ciclo hasta sección de biblioteca tienen ellos.
    Por eso a veces creo que soy yo misma la malinterpreta el trabajo .
    ☺️🤔☺️

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