Celebrar y reclamar

 


Llega otro 13 de septiembre y nos disponemos a ¿festejar? ¿celebrar? nuestro día.

Celebrar o celebrarnos no implica olvidarnos de lo que nos duele y seguimos reclamando:

¿Cuántos egresados de las diversas carreras de Bibliotecología en el país pueden ejercer la profesión elegida y para la que se han preparado?

Esto no sólo refleja el desconocimiento de la profesión, sino de la importancia de la bibliotecología en un país que crece. Como bibliotecarixs formamos lectores críticos, asistimos a docentes, investigadores, legisladores, profesionales de la justicia entre otros tantos; promovemos la investigación, así como la lectura entre poblaciones carcelarias, hospitalarias y poblados alejados de las grandes ciudades donde las bibliotecas se forman por la iniciativa de asociaciones y no del Estado.

Desconocimiento que lejos de revertirse, se sostiene promoviendo en cargos directivos de bibliotecas rectoras a personas sin formación bibliotecológica, del mismo modo que frente a instituciones que dictan la carrera, o como hemos visto en las últimas semanas relegándolas al área de Turismo en un desparpajo de incompetencia.

Todo esto, no ocurre generalmente con otras profesiones, ya que frente a un Hospital no se designa a otros profesionales, lo mismo que en instituciones de formación específica de cualquier área de saber. Ni siquiera aquellos que -por proximidad- tuvieran algún tipo de relación con elementos en común, lo que no resulta suficiente, habiendo egresados de instituciones históricas universitarias y no universitarias de diferentes jurisdicciones del país.

El mismo Estado nos niega la posibilidad de concursar por cargos para los que nos capacita. 

Y en el mejor de los casos, cuando conseguimos ejercer, ¿en qué condiciones se hace? 

Un gran porcentaje de colegas, lo hacen en la informalidad, subocupados y con la mayoría de los derechos laborales negados. Luchando por un paso a planta permanente que no siempre llega, con subvenciones que se prometen y tampoco se concretan.


A veces cuesta identificar algunas situaciones de precarización, pero que siguen siendo abusos encubiertos: exigir tareas que no corresponden, trabajar en espacios físicos sin mínimas condiciones de dignidad e higiene, vulnerar convenios laborales para modificar horarios en pos de cubrir dos cargos con una persona.


La situación actual de lxs trabajadorxs bibliotecarixs resulta muy poco valorada, por no decir ignorada. Todo lo cual nos impone -sin perder la alegría de celebrar nuestra profesión- insistir en reclamar y señalar lo que todavía nos falta, levantando la voz por la cantidad de profesionales bibliotecarixs que no podemos ejercer, a los que se nos niega la posibilidad de concursar, a todxs quienes tenemos derechos laborales violentados. En un país con nuestra historia de luchas y conquistas, no nos dejemos avasallar. Exijamos el respeto y cumplimiento de nuestros derechos.

¡ESTUDIAR ES UN DERECHO, TRABAJAR TAMBIÉN LO ES!


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